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jueves, diciembre 22, 2011

Los 80 del Yayo Terán

No es muy fácil llegar a esta etapa de nuestras vidas al lado de nuestros seres amados. Muchos se han ido, otros están recorriendo el camino de regreso al Creador y compartir con muchos de nuestros amigos de infancia o juventud no es fácil porque la distancia en muchos casos se antepone a nuestros recuerdos y a nuestros cuerpos. El tiempo va haciendo su labor desgastante en nuestras vidas, que a esta altura, recoge la lizura de nuestra piel, vuelve flácidos nuestros músculos y frágiles nuestros huesos.

Pero existe un órgano que se resiste a quedar en el pasado, nos anima a permanecer en aquellos años mosos en donde nuestra mente y nuestro cuerpo tienen toda la energía necesaria para correr por la vida sin sentir asomos de cansancio. Nuestro juvenil cuerpo se excita con facilidad ante la cercanía de la pareja y ante cualquier posibilidad, recorre con facilidad una y otra vez, ese camino hacia el éxtasis humano, a la plenitud del amor.

Ir y venir, una y otra vez, no importando el clima, con agrado y entrega, realizamos nuestras jornadas laborales diarias. El sol más intenso o la lluvia más pertinás, no es obstáculo para impedir llegar a nuestros sitios de trabajo. La responsabilidad de llevar el pan a nuestras familias y procurar un mejor bienestar para ellos, son nuestra razón de ser.

Nuestros momentos de alegría son los que marcan con mucha intensidad la sonrisa del pasado cuando se aproximan los últimos días. El amargo e hiriente momento de la despedida de uno de nuestros seres queridos, siempre causarán en nuestros recuerdos de épocas idas, la marca de la tristeza, de las lágrimas y los sollozos al no poder compartir con ellos.

Sólo con aquellos vecinos, amigos y familiares, que comparten la felicidad de recorrer nuestros caminos desde el mismo nacimiento, en los labios de personas dicharacheras que hacen de cualquier momento una oportunidad para reir y gozar, aún a pesar de la nostalgia, podemos apaciguar el dolor y la melancolía de nuestros corazones y mentes que no van al mismo ritmo de nuestro cuerpo, ellos van más rápido y no envejecen mientras que él se va deteriorando por uso y abuso.

"Sublime amada mía, como te recuerdo en este día" parecen decir sus ojos. "Hoy que no puedo estar a tu lado, amigo mio, me invaden los sollozos y a la vez, mi cuerpo siente frío". Elodia y Domingo, cuanta falta le hacen al Yayo en este ocaso momento. No es fácil llegar a los 80's.

Dedicado con mucho cariño a Eladio Audaz Terán Cárdenas, en su 80° cumpleaños. Diciembre 22 de 2011.